lunes, 2 de abril de 2012

Universidad, calidad, investigación y Estado


El artículo en el que se basa esta opinión se titula "Ingeniería inversa de una propuesta de reforma de la educación superior" y es una edición de "el comentario diario" del Instituo Peruano de Economía IPE (puede leer el artículo aquí)

A su vez, dicho artículo se basa en la publicación de una entrevista a José Joaquín Brunner, realizada por el diario Gestión (puede la publicación de la entrevista aquí)

Mi interpretación de ambos documentos:

En primer lugar, lo que plantea Bruner es diferenciar el servicio educativo del servicio de investigación (generación de conocimientos) ya que para él, el primero puede ser abordado por iniciativas privadas para cubrir la demanda de formación que el sistema de universidad públicas no puede cubrir; el segundo (la investigación) es considerado una actividad cuyo producto es un bien público, actividad en la que el Estado debe intervenir por ser de interés nacional. En otras palabras, lo que propone Bruner es que los Estados presten especial atención a la investigación y que el financiamiento que otorgan a las universidades públicas (en el caso peruano) esté orientado a que éstas se desarrollen en dicho campo (sin desmedro del servicio educativo)

En el artículo de IPE, se sugiere que las universidades con fines de lucro no deberían desarrollar investigación (pues se apropiarían de un beneficio que debe ser público) lo que resulta una generalización de lo que propone Bruner, quien divide a la investigación por sus fines -con fines públicos y con fines privados, para ensayar una clasificación- la primera, cuyo fin es el desarrollo público (como en el caso de la agricultura, por ejemplo) y la segunda, en la que el Estado no es competente (como en el caso del sector farmacológico) 

Luego, en el artículo del IPE -en un confuso párrafo que altera el continuo de las respuestas dadas por Bruner en la entrevista- se sugiere que las universidades con fines de lucro, dada su naturaleza, están determinadas a ofrecer una educación de baja calidad y, por la misma razón, determinadas -por voluntad- a suprimir cualquier iniciativa de investigación. Terminando el párrafo aludiendo a la acreditación y sugiriendo que el SINEACE no podrá incluir en dicho proceso a todas las universidades.

Establecer una relación de causa efecto entre "universidad con fines de lucro" y "baja calidad del servicio" es una generalización del sistema con base en la experiencia nacional, lo que, como casi toda generalización, induce a error. Que en nuestro país los resultados de este modelo hayan sido desalentadores no invalida el modelo en sí. Por otro lado, dada la naturaleza no punitiva de los sistemas de acreditación, exigir que todas las universidades se sometan a dicho proceso es un error de enfoque; los resultados que se esperan de ello estarán dados en el mediano plazo por el efecto mediático que traerá consigo la difusión de cuáles universidades están ingresando a un proceso de mejora continua y cuáles universidades están eludiendo el mismo. Serán los grupos de interés, tomando esta información, quienes decidan a qué universidades optar (pues habrá garantía de que les brindarán las características del servicio que requieren) por ende, la estrategia deberá ser empoderar al consumidor para que tome decisiones informadas, dándole real valor al sistema de acreditación.

Hablando de la investigación en la universidad, Bruner plantea que el Estado debe financiar -subvencionar- sólo a las universidades que realizan investigación con fines públicos, por lo que no debería subvencionar (con exoneraciones tributarias) a las universidades que realicen investigación con fines privados. Opinión que comparto

Pareciera que la preocupación latente en el artículo del IPE es la posibilidad actual de que promotores privados creen un universidades enfocados en realizar investigación con fines privados (gozando de los beneficios de una política que nació para promover la inversión privada) y otorgando los beneficios producto de la investigación a terceros (los free riders mencionados en el artículo) Preocupación válida pero que, actualmente, sólo se justifica en la posibilidad del hecho, puesto que en el país aún no tenemos casos claros en este sentido.

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Un aspecto de la entrevista a Bruner no mencionado en el artículo es el de la no correspondencia entre las necesidades del sector productivo y las características de la formación universitaria. Cuya respuesta resulta esclarecedora: "En América Latina aún se ofrece carreras largas y muy especializadas, lo que no se hace en otras partes del mundo. En Europa se ha puesto mayor énfasis en la formación general, y la especialización llega al cabo de tres años. Eso aún no lo entendemos en América Latina"

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