lunes, 16 de abril de 2012

La Acreditación no es carrera de galgos


Peru21 publicó una nota sobre la presentación que Jaime Zárate, presidente del CONEAU, realizó ante la Comisión de Educación del Congreso. Lo que resalta la nota es la cantidad de universidades cuyas carreras de educación (de acreditación obligatoria) concluyeron sus informes de autoevaluación.

Para contextualizar, aquí algunas cifras:

A nivel país, 57 universidades ofrecen la carrera de educación. Las 57 estaban obligadas, por ley, a iniciar sus procesos de autoevaluación con fines de acreditación.


Los primeros pasos -formales- para iniciar dicho proceso son la solicitud ante CONEAU y la inscripción del comité interno de la carrera (documentos que presenta el Rector de la universidad) Este proceso lo realizaron 47 universidades (82% del total)

Luego la carrera debe evaluarse para dar respuesta a los estándares diseñados por CONEAU y, producto de ello, emitir un informe situacional respecto al nivel de calidad que posee. El problema inició con el Decreto Legislativo 998 (30 de marzo 2008) y el Decreto Supremo 014-2008-ED (2 julio 2008) que disponen que “Las facultades o escuelas de Educación y otros que conduzcan a la obtención al grado académico o título profesional en Educación, de las universidades públicas y privadas del país que, a la fecha de vigencia de estas normas reglamentarias cuenten con autorización de funcionamiento definitivo y una o más promociones de egresados, dispondrán de un plazo no mayor de un (1) año calendario, contado desde la aprobación de los estándares de acreditación establecidos por el Consejo de Evaluación Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Universitaria - CONEAU.

Los comités de sólo nueve universidades culminaron sus informes en el plazo establecido por el Estado (un año para iniciar y concluir la primera autoevaluación es la tercera parte de lo que, en promedio, una carrera demora normalmente)

Y es que apurar las cosas no es el mejor camino para asegurar la calidad educativa, sobre todo cuando en el país recién se inicia el sistema de acreditación y donde la gran mayoría de universidades recién se familiarizan con procedimientos como la autoevaluación.

Las evoluciones organizacionales, las transformaciones institucionales o el "cambio de chip" constituyen procesos de ritmo lento y que deben ser sostenidos en el tiempo; la aprobación de una ley no los acelerarán, por el contrario, se corre el riesgo de generar reacciones desfavorables al cambio.

Que el Estado, a través del Congreso, exija a las universidades -sobre todo a las públicas- acreditarse en tan corto tiempo, después de tantos años de abandono en supervisión y otros aspectos, constituye una incongruencia preocupante.

Por otro lado, la nota de Peru21 refiere que la comisión de educación sugirió la creación de una "superintendencia de evaluación de los estándares de calidad" el cual "podría velar porque esos centros (las universidades) utilicen la investigación, la ciencia y la tencnología en la formación de profesionales..." lo que revela el escaso conocimiento que tienen los congresistas sobre el SINEACE, CONEAU y sus alcances.

Creo que el primer paso en la mejora de la calidad de las universidades es que los congresistas de la comisión de educación lean e investiguen sobre autoevaluación, acreditación y mecanismos de aseguramiento de la calidad educativa, para que así puedan realizar su trabajo con propiedad.

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